1406.-Aunque camine por canadas oscuras, nada temo, porque Tu vas conmigo, Senor y Dios mio, tu vara y tu cayado me dan seguridad…(Sal 22,4)…Miercoles de la XXXIII Semana…Ciclo A…Miercoles 16 Noviembre 2011…


Del Segundo libro de los Macabeos: 7, 1. 20-31

     En aquellos dias, arrestaron a siete hermanos junto con su madre.

     El Rey Antioco Epifanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de puerco, prohibida por la Ley.

     Muy digna de admiracion y de glorioso recuerdo fue aquella madre que, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un solo dia, lo soporto con entereza, porque tenian puesta su esperanza en el Senor.

     Llena de generosos sentimientos y uniendo un temple viril a la ternura femenina, animaba a cada uno de ellos en su lengua materna, diciendoles:

     «Yo no se como han aparecido ustedes en mi seno; no he sido yo quien les ha dado el aliento y la vida, ni he unido yo los miembros que componen su cuerpo.

     Ha sido Dios, Creador del Mundo, el mismo que formo el genero humano y creo cuanto existe.

     Por su Misericordia, El les dara de nuevo el Aliento y la Vida, ya que por obedecer sus Santas Leyes, ustedes la sacrifican ahora».

     Antioco penso que la mujer lo estaba despreciando e insultando.

     Aun quedaba con vida el mas pequeno de los hermanos y Antioco trataba de ganarselo, no solo con palabras, sino hasta con juramentos le prometia hacerlo rico y feliz, con tal de que renegara de las tradiciones de sus padres; lo haria su amigo y le daria un cargo.

     Pero como el muchacho no le hacia el menor caso, el Rey mando llamar a la madre y le pidio que convenciera a su hijo de que aceptara, por su propio bien.

     El Rey se lo pidio varias veces, y la madre acepto. Se acerco entonces a su hijo, y burlandose del cruel tirano, le dijo en su lengua materna:

     «Hijo mio, ten compasion de mi, que te lleve en mi seno nueve meses, te amamante tres aos y te he criado y educado hasta la edad que tienes.  

     Te ruego, hijo mio, que mires el Cielo y la Tierra, y te fijes en todo lo que hay en ellos; asi sabras que Dios lo ha hecho todo de la nada y que en la misma forma ha hecho a los hombres. 

     Asi, pues, no le tengas miedo al verdugo, sigue el buen ejemplo de tus hermanos y acepta la muerte, para que, por la Misericordia de Dios, te vuelva yo a encontrar con ellos». 

     Cuando la madre termino de hablar, el muchacho dijo a los verdugos:

     «Que esperan?  No voy a obedecer la orden del Rey; yo obedezco los Mandamientos de la Ley dada a nuestros padres por medio de Moises. 

     Y tu, Rey, que eres el causante de tantas desgracias para los hebreos, no escaparas de las manos de Dios». 

 

DEL SALMO; 16

Escondeme, Senor, bajo la sombra de tus alas.

Senor, hazme justicia

y a mi clamor atiende;

presta oido a mi suplica,

pues mis labios no mienten.

 

Mis pies en tus caminos

 se mantuvieron firmes,

no temblo mi pisada.

A Ti mi voz elevo,

pues se que me respondes.

Atiendeme, Dios mio,

y escucha mis palabras.

 

Protegeme, Senor,

 como a las ninas de tus ojos,

bajo la sombra de tus alas escondeme,

pues yo, por serte fiel,

contemplare tu Rostro y al despertarme,

espero saciarme de tu vista. 

 

 

Del Santo Evangelio segun San Lucas: 19,11-28

     En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesus a Jerusalen y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, El les dijo esta Parabola:

     «Habia un hombre de la nobleza que se fue a un pais lejano para ser nombrado rey volver como tal.

     Antes de irse, mando llamar a diez empleados suyos, les entrego una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo:

     ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.

     Pero sus compatriotas lo aborrecian y enviaron detras de el a unos delegados que dijeran:

     ‘No queremos que este sea nuestro rey’.

     Pero fue nombrado rey, y cuando regreso a su pais, mando llamar a los empleados a quienes habia entregado el dinero, para saber cuanto habia ganado cada uno.

     Se presento el primero y le dijo:

    ‘Senor, tu moneda ha producido otrras diez monedas’.

     El le contesto:

     ‘Muy bien. Eres un buen empelado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequena, seras gobernador de diez ciudades’.

     Se presento el segundo y le dijo:

     ‘Senor, tu moneda ha producido otras cinco monedas’. 

     Y el senor le respondio:

     ‘Tu sera s gobernador de cinco ciudades’.

     Se presento el tercero y le dijo:

     ‘Senor, aqui esta tu moneda. 

     La he tenido guardada en un panuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado’.

     El senor le contesto:

     ‘Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tu sabias que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado,  por que, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?’

     Despues les dijo a los presentes:

    ‘Quitenle a este la moneda y densela al que tiene diez’

     Le respondieron:

     ‘Senor, ya tiene diez monedas’.

     El les dijo:

     ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dara con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitara. 

     En cuanto a mis enemigos, que no querian tenerme como rey, traiganlos aqui y matenlos en mi presencia'». 

   Dicho  esto, Jesus prosiguio su camino hacia Jerusalen al frente de sus Discipulos.

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